La otra noche mientras dormías
encontré un durazno
debajo de la cama
después de mis últimas cavilaciones
siguiendo el sentido de las agujas del reloj
un pájaro lacónico
con pocas plumas
cantaba
encima del televisor apagado
sin
significado
humano
una historia que ni sobrio entendería
entonces me hubiese gustado
mostrarte
la vigilia cotidiana
contrahecha
absoluta
como la baba de un rumiante
pero en ese momento roncabas furiosa
y el durazno mojaba la alfombra
y el viento descansaba sobre los árboles
sólo el aguardentoso pajarraco
y yo
perdíamos el tiempo.